Partiendo de la idea de que tener pensamiento positivo es siempre creer que va a pasar lo que pensamos que es mejor para nosotros, lo cual nos debería llevar a estar siempre alegres, gozosos y en calma.
Podemos decir que el positivismo no siempre se centra en mi Fe en Dios, por ejemplo, puede que estemos pidiéndole a Dios los medios para cambiar de país, pero puede que esto no sea parte del plan de Dios para tu vida, tienes dos caminos: uno, ser una persona positiva cerrándote solo a esperar una respuesta positiva de parte de Dios o dos, tener Fe y aferrarte a su voluntad, poniendo en sus manos ese deseo, y siendo consciente de que él sabe mucho mejor que es lo que te conviene, aunque no sea lo que quieres.
¿Por qué es importante reconocer la DIFRENCIA?
El positivismo a la larga termina
siendo una carga para las personas que ya atraviesan momentos difíciles y que
sienten emociones de tristeza, miedo, dudas; Cuantas veces hemos escuchado “No estés triste recuerda que Dios tiene el control” “No tengas miedo porque
Dios va a hacerlo” pero resulta que es una situación compleja y que
genuinamente causa dolor/ estrés /temor a quien la experimenta, lo único que
logramos con ese tipo de frases es invalidar los sentimientos de esa persona y
además agregar este sentimiento de culpa por sentirse así, incluso muchas veces esto
genera que la persona se sienta aún más alejada de Dios.
La Fe vas más allá del positivismo
Estar triste no significa que no tienes Fe, estar triste es la consecuencia de estar experimentando algo doloroso; Tener miedo no es no tener Fe, es consecuencia de experimentar algo que amenaza con llevarse lo que para ti es muy importante, Tener Fe no es dejar de tener los sentimientos que un humano naturalmente sentiría en situaciones determinadas.
En conclusión, comprender la diferencia entre Fe y positivismo es esencial para no cargar a las personas en momentos difíciles con expectativas poco realistas. La Fe abraza las emociones humanas, reconociendo a Dios como compañero en medio del dolor, mientras que el positivismo excesivo puede alejar a las personas de esa conexión espiritual genuina. Al aceptar nuestras emociones y confiar en la voluntad de Dios, podemos experimentar una Fe auténtica que trasciende las circunstancias adversas.

