En nuestra vida, es común que nos fijemos metas y sueños alineados con nuestros valores y deseos. Sin embargo, a menudo nos encontramos con un obstáculo que dificulta el logro saludable y fluido de estas metas: la autoexigencia desmedida.
En este texto, exploraremos por qué es crucial gestionar adecuadamente la autoexigencia en nuestras vidas y las consecuencias que conlleva no hacerlo.La autoexigencia se define como
el establecimiento de estándares demasiado elevados, lo que resulta en una
autocrítica destructiva que afecta nuestro bienestar. Esta tendencia es una de
las principales causas de enfermedades y trastornos mentales, como la ansiedad
y la depresión.
Este diálogo interno autocrítico
suele desarrollarse durante la infancia, influenciado por el estilo de crianza
de los padres. A menudo, el niño internaliza esta autocrítica como su propia
voz, sin percibir su potencial dañino, sino más bien como lo que se espera de
él.
No hay nada de malo en buscar la
excelencia en lo que hacemos, pero es importante destacar la sutil diferencia
que hay entre la búsqueda de la excelencia y el perfeccionismo, son cosas
totalmente diferentes, la primera es alcanzable y la segunda no existe (es
imposible).
Como señala la psicóloga Shulamit
Graber, el ciclo de la autoexigencia puede entenderse de esta manera:
Este termina convirtiéndose en un bucle del que solo
saldremos hasta que seamos conscientes de que estamos en el.
Este post es una invitación para que seamos conscientes de nuestro diálogo interno, para lo que es necesario hacernos estas preguntas: ¿Cómo nos estamos tratando cuando no cumplimos nuestras propias expectativas?, ¿Nos decimos palabras hirientes?, ¿Nos ponemos etiquetas negativas?, de que manera actuamos cuando cometemos un error, ¿Es así como trataríamos a un ser querido si cometiera un error?; Es vital empezar a tratarnos con amor si queremos mejorar nuestra salud mental y nuestro bienestar en general.
